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El ensayo, Francis Alÿs. |
When: A partir del 15 de septiembre.
Where: En el Modern Art Museum of Fort Worth, Fort Worth, Texas.
Who: Lo organizó la curadora Andrea Karnes. Tiene piezas de Eduardo Abaroa, Francis Alÿs, Edgardo Aragón, Artemio, Gustavo Artigas,
Abraham Cruzvillegas, Minerva Cuevas, Thomas Glassford, Daniel Guzmán,
Jonathan Hernández, José Jiménez Ortiz, Gabriel Kuri, Teresa Margolles,
Miguel Monroy, Yoshua Okón, Gabriel Orozco, Damián Ortega, Naomi
Rincón-Gallardo, Idaid Rodríguez, Joaquin Segura, Melanie Smith, Tercerunquinto, y José Antonio Vega Macotela.
Why: Porque es la exhibición más grande de arte contemporáneo mexicano fuera del país en varias décadas.
How: Aquí
les comparto un artículo que escribí sobre la exhibición y el panorama
del arte contemporáneo en general para el número 23 de la revista 192.
Aún no
es tiempo de entenderlo todo
Recientemente, Andrea Karnes y
Alison Hearst, curadora en jefe y asistente de curaduría respectivamente para
el Modern Art Museum at Fort Worth, Texas, visitaron la ciudad de México. ¿El
objetivo? Continuar con una profunda investigación, de tres años hasta el
momento, sobre el panorama del arte en México con motivo de una exposición
sobre arte contemporáneo mexicano que presentarán en Texas durante el mes de
septiembre con más de 20 artistas.
Después de platicar con ellas por
más de una hora, quedaron muchos cabos sueltos en mi mente. ¿Cuál es el
panorama del que hablan? ¿Quién está a la cabeza de este movimiento? ¿Cómo ha
evolucionado con el tiempo? Y no es que me considere o sea una autoridad en el
asunto; sin embargo, la curiosidad me invade. Debido a ello, me
di a la tarea de indagar un poco más sobre lo que está ocurriendo en estos
momentos.
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Pero pongámonos en contexto.
Cuando escuché sobre una exposición sobre México en Estados Unidos, lo primero
que me vino a la mente fue la famosa exposición que se presentó en septiembre
de 2002 en P.S.1: Mexico City: An
Exhibition about the Exchange Rates of Bodies and Values, una exhibición
temática sobre lo que ocurría en el arte contemporáneo en esos momentos. Con
temas como la violencia, la pobreza, la vibrante ciudad que habitamos: temas
recurrentes entre los artistas de hoy no sólo en nuestro país, sino en un mundo
que sufre la desvalorización del cuerpo mismo, en el que la supervivencia
depende de situaciones muy puntuales, muchas veces ajenas a nosotros.
Esta exposición fue curada por Klaus Biesenbach,
curador en jefe de P.S.1 en ese momento. Entre los artistas, encontramos a
Eduardo Abaroa, Francis Alÿs, Carlos Amorales, Gustavo Artigas, Miguel
Calderón, Minerva Cuevas, José Dávila, Ivan Edeza, Jonathan Hernández, Gabriel Kuri,
Teresa Margolles, Yoshua Okón, Rubén Ortiz Torres, Pedro Reyes, Daniela
Rossell, Santiago Sierra y Melanie Smith. Algunos de estos nombres se repiten 11
años después, junto con una generación nueva influida directamente por ellos.
El artista mexicano Yoshua Okón opina lo siguiente al respecto de la
exhibición: “Creo que fue importante ya que, aunque muchos de nosotros comenzábamos a
tener una carrera internacional, definitivamente trajo mucha visibilidad y
sirvió de escaparate para presentar a algunos de los artistas más interesantes
de la década de los 90. Pero también, a pesar de que se mostró obra que en mi
opinión es muy buena, creo que la exhibición fue algo sensacionalista. La obra
fue presentada en un contexto exotista, por lo que generó lecturas algo
distorsionadas”.
Pero vamos por partes. En ese
entonces, las instituciones de arte en México no estaban muy abiertas, por así
decirlo, a los medios en los que se enfocaba el arte. La pintura y escultura
seguían rigiendo el camino, en el que el video, el performance, la instalación no tenían cabida. En ese sentido, esta
exhibición en P.S.1 permitió a estos artistas, la mayoría de ellos la “nueva”
generación, exponer obras que en los espacios grandes con los que contaba el
país, aún no era posible.
Otra enorme aportación fue el
catálogo generado por la exposición, con ensayos de Biesenbach, Guillermo
Santamarina, Patricia Martín y Cuauhtémoc Medina. Probablemente la publicación
sobre teoría del arte contemporáneo más amplia que se haya hecho hasta la fecha,
por razones que desconozco, pues el movimiento artístico en México en esta
década ha crecido a pasos agigantados. Como comentó Ery Cámara en una
entrevista para 192 hace algunos
números, con respecto a la fundación del Patronato de Arte Contemporáneo y como
consecuencia del Simposio Internacional sobre la Teoría del Arte Contemporáneo.
“Lo hicimos por la falta de teoría circulando en revistas y por la falta de
debate teórico en las escuelas de arte, porque San Carlos y La Esmeralda están
atrofiadas”. Además del espacio ofrecido por el pac,
se me ocurren contados ejemplos (que por el hecho de que no los conozca no
quiere decir que no existan) como soma,
un espacio fundado en 2009 por artistas y curadores como Yoshua Okón, Bárbara
Hernández y Eduardo Abaroa, que unieron sus esfuerzos junto con otros para
preparar una plataforma cultural donde se dan conferencias, se entrenan
artistas, se permiten residencias artísticas, etcétera, o el blog del cubano Juan Antonio Molina
Cuesta, Página en blando, dedicado a la investigación y crítica de arte,
desde el punto de vista personal del curador. Sin espacios como los ya
mencionados, que se dedican a educar, difundir y registrar, se pierde un poco
el sentido de comunidad y diálogo que debe crear el arte.
Así, el día de hoy Alison y
Andrea retoman esta idea, e insisto en retoman, ya que no es una copia ni una
segunda parte de lo presentado en P.S.1, hace 11 años en la ciudad de Nueva
York.
InsideOut: Themes in Contemporary Art in Mexico es el título de lo que
se presenta como un juego, el arte contemporáneo desde adentro hacia afuera,
observado de afuera hacia adentro. Se llevará a cabo a partir del 15 de
septiembre del presente año, por lo que resta de 2013 en Fort Worth, Texas, y
presentará el trabajo hasta ahora confirmado de artistas como Eduardo Abaroa, Francis Alÿs, Edgardo Aragón,
Artemio, Gustavo Artigas, Abraham Cruzvillegas, Minerva Cuevas, Thomas
Glassford, Daniel Guzmán, Jonathan Hernández, José Jiménez Ortiz, Teresa
Margolles, Miguel Monroy, Yoshua Okón, Gabriel Orozco, Damián Ortega, Naomi
Rincón-Gallardo, Idaid Rodríguez, Joaquín Segura, Melanie Smith, Tercerunquinto
y José Antonio Vega Macotela. Tal vez falten algunos nombres importantes dentro
de esta lista, pero sin duda el panorama que abarca es muy amplio.
El par de
curadoras decidió comenzar a investigar lo que ocurre en nuestro país en 2010,
ya que nunca se ha presentado una exposición de arte contemporáneo mexicano al
norte de Texas, nuestros vecinos geográficos, quienes otrora formaran parte de
nuestro territorio y llevan consigo parte de nuestras raíces. A pesar de que ha
habido exposiciones menores en el sur de la región, ninguna ha sido tan rica ni
completa como la que ellas están preparando. La investigación comenzó visitando
artistas, después sus estudios, y finalmente las galerías que los representan.
A pesar de que Andrea Karnes no se considera una experta en arte mexicano o
latinoamericano, se dio cuenta de que en cualquier lugar del mundo, el arte
contemporáneo es arte contemporáneo, y con una investigación profunda como la
que hizo, sería posible llevar a cabo tan ambiciosa tarea.
Primero se
acercó a Melanie Smith, la artista nacida en Inglaterra que desde 1989 vive y
trabaja en México y representó a nuestro país en la Bienal de Venecia en 2011.
Después platicaron con artistas como Artemio o Yoshua Okón, y visitaron grandes
instituciones como el muac, el
Museo Tamayo, el Museo Carrillo Gill, para ir
tanteando el terreno. “Desde el principio, la intención no ha sido llevar a
cabo un sondeo de todos los artistas de México en absoluto; más bien la idea de
la exposición responde a lo temático, por lo que elegimos a los artistas
dependiendo de si se adecuan al tema, a partir de 1990 hasta ahora”.
Estos artistas
se dividen en dos partes: los artistas de la vieja escuela, que no por eso son
viejos, ni por eso se identifican a sí mismos dentro de un grupo determinado de
artistas, algunos de los cuales participaron en P.S.1 hace algunos años, y los
denominados artistas post temblor,
aquellos cuyo trabajo es muy joven y, en algunos casos, desconocido. Las
curadoras peinaron todas las exposiciones que se han llevado a cabo tanto en
México como en Estados Unidos, incluso en Europa, y se dieron cuenta de que,
desde la década de los 90, ya existían artistas en la mira internacional, como Gabriel
Orozco, Thomas Glassford, Damian Ortega, Melanie Smith, Abraham Cruzvillegas.
Con ellos comenzó la búsqueda, y a partir de ahí la exposición será un pasivo
observador de la evolución de los artistas. Así, conforme recorramos los
pasillos del Modern Art Museum at Fort Worth, llegaremos hasta el trabajo de
los artistas emergentes que aún no han expuesto su trabajo fuera de nuestro
país.
El
trabajo de todos es igual de importante, pues la vieja escuela sigue
produciendo en gran medida, y la nueva muestra el panorama de lo que ha surgido
a partir de la primera. Al respecto, Fernando Delmar comenta: “Hubo una generación importante de artistas que
sentó las bases de lo que hoy podríamos describir como un sistema-mercado:
artistas jóvenes que decidieron romper con la tradición plástica de mi
generación y sumarse al juego internacional. Hace 10 años, muchos de ellos (no
todos eran jóvenes) estaban afianzando sus carreras. Ahora han trascendido los
espacios de la moda y el juego social de la escena artística, y se encuentran
ya consolidados en los espacios importantes a nivel internacional”.
La
barrera entre estos dos grupos de artistas, y todo lo que pasa en medio, no es
simplemente una de edad: los segundos tienen la escuela de los primeros, quienes les abrieron el camino, quienes
trabajaron para llevar el arte contemporáneo de sus estudios a las galerías,
luego a las instituciones más grandes, y finalmente fuera del país. Antes no
existían tantas galerías dispuestas a difundir su trabajo, ni grandes ferias
como Zona Maco, o asociaciones como Alumnos 47 que hoy se encargan de difundir,
comercializar y apoyar el trabajo de los artistas. A pesar de que hay ideas encontradas en cuanto a
esta evolución, al respecto, el artista Artemio comenta: “Creo que el panorama
del arte desde entonces ha involucionado, ha dado pasos de cangrejo. Claro que
hay más infraestructura, pero cada vez hay menos riesgos, y los discursos cada
vez son más rancios, no pasa nada verdaderamente sorprendente”.
Sorprendente o no, lo cierto es
que nunca se ha presentado una exposición que incluya a la nueva escuela. Al
respecto, el artista mexicano Joaquín Segura comenta: “El interés que este proyecto despierta en mí radica
en la convicción de que, a pesar de incluir de nuevo varios nombres que también
formaron parte del proyecto de Klaus Biesenbach (curador de la ya mencionada
exposición en P.S.1) seguramente los resultados serán distintos, si bien no
diametralmente, sí reveladores en el sentido de que sin duda hablarán de dos
Méxicos que tal vez no tienen mucho que ver entre ellos”. Joaquín habla de un
México distante, que se encontraba en plena efervescencia y era libre y
desafiante. El segundo es el México de hoy, con cambios tangibles debido a las
modificaciones ya mencionadas, con un circuito comercial establecido, la
presencia de un aparato crítico y la objetización
y desvaloración de las propuestas de arte más radicales, que a veces
excluyen incluso al mismo artista.
Además, la temática del arte
también ha cambiado. Al respecto, Andrea comenta: “Hay que tomar en cuenta que
en los 90, el panorama del arte contemporáneo cambió por completo. Fue muy distinto
a lo que hubo en los 80. En los 90 volteaban más al conceptualismo europeo
específico que hacia México, donde vivían; se volvió un diálogo entre lo que
pasaba aquí y lo que pasaba fuera, con otros temas como la globalización y la
violencia, temas que se siguen tratando. Además de que aparecieron muchos
nuevos espacios en todo el país, el mercado empezó a formarse y los artistas se
unieron”.
Esta unión en parte se puede
atribuir a iniciativas como La Panadería, un espacio de arte creado por
artistas. Yoshua Okón vivía en un edificio al que invitó a varios amigos suyos
también artistas, como Julián Lede, Emilio Acevedo, Miguel Calderón, Fernando
Ortega, entre muchos otros. Un espacio social y de reunión que visitaban
artistas del extranjero, donde se impartían talleres, y se contaba con un
espacio de exhibición. La Panadería comenzó a principios de 1994 y cerró en
2002, y en nueve años de vida ofreció a muchos artistas la oportunidad de
exponer su trabajo, no aceptado aún por galerías ni museos. A partir de ahí, el
contexto del arte cambió por completo: La Panadería fue un parteaguas para los
espacios de exhibición en México.
Los artistas de hoy tienen este
camino de comunicación con las instituciones completamente abierto. Sin embargo,
esto ha desatado un nuevo fenómeno: decidir si ajustarse a los estándares
institucionales o llevar un camino independiente. Lo mismo en el caso de los
curadores, la eterna lucha entre la creación y la burocracia permea, además de
los intereses monetarios, la moda, la forma en que las empresas influyen en el
arte hoy en día. Por otra parte, se encuentran las pequeñas galerías y
colecciones privadas, que desde hace más de una década se encargan de difundir
a artistas más pequeños, que tal vez no conoceríamos si no fuera gracias a
ellas.
“Lo interesante será
analizar la incidencia de estos factores en la creación de una generación más
joven y que no estuvo presente en la muestra de P.S.1. Más allá de los
creadores consagrados ya validados por las grandes estructuras económicas e
institucionales del mundo del arte, creo que aquí es donde se encuentra la
importancia de este proyecto como herramienta de aproximación crítica a este
periodo de poco más de 10 años y es donde, al menos yo, centraría mi atención”,
comenta Joaquín Segura. El espectador podrá ser testigo y juez, una vez más, y
decidirá desde dónde aproximarse a cada artista, y a todos de forma grupal, y
si encuentra las conexiones y distancias entre ellos.
En septiembre, Inside Out: Themes in Contemporary Art in
Mexico nos dará la oportunidad de conocer una visión multigeneracional que
aún no hemos observado con detenimiento. El mundo del arte se mueve tan rápido,
pero tan sigiloso al mismo tiempo, que no tomamos el cuenta el hoy a partir del
ayer, sino pensamos en mañana partiendo de hoy, un error común, de no tomar
como histórico lo que estamos viviendo, pero que viviremos. Vale la pena
observar con detenimiento la enorme brecha de tiempo y cambios que se han
presentado desde hace 11 años, una visión fresca que sin duda nos ofrece esta
exposición.
Por otra parte, algunos
artistas como Teresa Margolles han producido obras específicas dependiendo del
espacio del museo, mientras que otros expondrán obras editas e inéditas en las
que ya habían trabajado con anterioridad. Sin embargo, todos ellos han sido
invitados a involucrarse activamente en la exhibición, con la finalidad de no
contar con una serie de obras que los artistas enviaron por el simple hecho de
participar, sino un trabajo bien pensado y planeado para los temas específicos
que se abarcan.
Más
allá de mi insistencia en la teoría y el diálogo, el objetivo de exponer más de
60 trabajos es dar a conocer la producción de arte mexicano a la gente que
habita en el norte de Texas, para que tengan una presencia, una voz. Además,
Andrea y Alison describen esta exposición como el principio de varios trabajos
y colaboraciones que se harán en el museo, además de un catálogo que incluirá
ensayos y entrevistas con varios artistas y se convertirá en un capítulo más en
la historia del arte contemporánea en México que se ha ido escribiendo poco a
poco.
Entre los temas que se tratarán
en la exposición, se incluye la devaluación del peso, la corrupción política,
la violencia dentro y fuera de la capital mexicana, la amplia brecha entre la
riqueza y la pobreza, además de los problemas del Distrito Federal, como la
contaminación, la densidad urbana, el peso de las grandes empresas, la
política; todo en un lapso de dos décadas y media. Es interesante contar con un
espacio que presente la visión de cada artista sobre los temas tratados, ya sea
con humor, solemnidad, rebeldía y todos los matices posibles, lo que nos
permite hacer una comparación, además de comprender lo que está ocurriendo en
México, ya que el arte hoy, fuera de retratar la belleza, es un fiel retrato de
lo que se vive en un país.
También
cabe mencionar la falta de este tipo de exhibiciones dentro del país, con la
excepción de Antes de la resaca: una
fracción de los noventa en la colección del muac,
presentada en 2011 y que se encargó de exhibir el trabajo de artistas de las
generaciones de los 80 y 90, pero que a pesar de ser un gran esfuerzo, no se
compara con lo que se presentará en septiembre. No obstante, existe opinión
diferida al respecto: “si se ha de discutir la pertinencia
de exhibir un proyecto de este tipo dentro de nuestro propio país, nos vemos
forzados también a abordar cuestiones mucho más complejas de lo aparente. El
público local que contempla esta muestra es limitado y, de cierta forma, se
encuentra ya al tanto de la mayoría de la producción exhibida, así como de las
estrategias discursivas analizadas en este proyecto”, comenta Joaquín Segura. “Lo
veo más como un proyecto que alcanza su mayor potencial y proyección al
destinarse para grandes públicos de contextos distintos al nuestro y no
familiarizados de primera mano con la práctica artística mexicana de las
últimas dos décadas, con lo que se convierte en una especie de plataforma”,
termina el artista.
Ya sea
por problemas burocráticos, institucionales, incluso enemistades o falta de
apoyo de instituciones gubernamentales, es una pena que el primer intento de
este tipo en nuestra década se haga fuera del país. Sin embargo, cabe destacar
que el trabajo de nuestros artistas, o de la gran mayoría de ellos, está hecho
para entenderse en un panorama global, y no sólo en México. Al respecto, Yoshua
Okón opina: “Creo que en México las
instituciones oficiales no han tenido capacidad de respuesta ante lo que está
pasando y ha pasado durante este tiempo. Es decir: los espacios gubernamentales
más interesantes, en realidad, funcionan como espacios independientes. Padecen
de una serie de obstrucciones burocráticas y problemas presupuestales que hacen
que todo fluyo con mucho, mucho trabajo”.
Hoy, es claro que los espacios
y los que los rigen, han abierto su mente a nuevos medios. El arte se ha
internacionalizado, la escena se ha transformado. Pero, ¿en qué? Como comenta
Fernando Delmar: “aún no es tiempo de entenderlo todo, hay que dejarlo pasar”.
Entonces, en 10 años platicaremos.
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